viernes, 3 de enero de 2014

Había una vez

En un hospital de la Cuba comunista una joven muy cristiana que limpiaba los pisos, fue sorprendida por el director en horario de trabajo orándole a Dios, acto seguido el director la cogió por un brazo, reunió al personal y delante de todos los médicos y enfermeras la empezó a humillar. Decenas de empleados comenzaron a reír y mofarse de ella y su Dios.
El secretario del partido comunista del Hospital le dijo en forma de burla:

-Te voy a dar una oportunidad- ¿Sabes inyectar? 

Ella respondió:

-No, no sé.

-Bueno dile a tu Dios entonces ahora que te indique ¿cómo? y ponle estas tres vacunas a esos pacientes que están acostados en esas tres camas o de lo contrario te vas para la calle. 
La joven oró a Dios de rodillas que la ayudara a no perder el empleo. Y cogió las tres vacunas y se las puso a cada paciente. Inmediatamente los tres pacientes se levantaron y miraban asombrados a todos. El director y el secretario se quedaron perplejos, todos los trabajadores empezaron de rodillas a orar y llorar.

-¿Qué pasó? Preguntaron el secretario y el director ¿por qué hacen eso, si poner tres inyecciones es sumamente fácil? cualquiera lo hace. Un médico que estaba a cargo de los tres pacientes en cama les dijo: el problema es que esos tres pacientes llevan más de 70 horas muertos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario