En un hospital de la Cuba comunista una joven muy cristiana que limpiaba los pisos, fue sorprendida por el director en horario de trabajo orándole a Dios, acto seguido el director la cogió por un brazo, reunió al personal y delante de todos los médicos y enfermeras la empezó a humillar. Decenas de empleados comenzaron a reír y mofarse de ella y su Dios.
El secretario del partido comunista del Hospital le dijo en forma de burla:
-Te voy a dar una oportunidad- ¿Sabes inyectar?
Ella respondió:
-No, no sé.
-Bueno dile a tu Dios entonces ahora que te indique ¿cómo? y ponle estas tres vacunas a esos pacientes que están acostados en esas tres camas o de lo contrario te vas para la calle.
La joven oró a Dios de rodillas que la ayudara a no perder el empleo. Y cogió las tres vacunas y se las puso a cada paciente. Inmediatamente los tres pacientes se levantaron y miraban asombrados a todos. El director y el secretario se quedaron perplejos, todos los trabajadores empezaron de rodillas a orar y llorar.
-¿Qué pasó? Preguntaron el secretario y el director ¿por qué hacen eso, si poner tres inyecciones es sumamente fácil? cualquiera lo hace. Un médico que estaba a cargo de los tres pacientes en cama les dijo: el problema es que esos tres pacientes llevan más de 70 horas muertos...
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